Aguadalajarahayquequererla/ febrero 15, 2019/ Uncategorized/ 0 comentarios

Con producción local y ecológica

En Mollet del Valles tienen el proyecto «Diet for green planet» que foimenta la producción y el consumo de alimentación ecológica y local, fomentando los productos de cercania y mejorando la alimentación de sus ciudadanos. Se ha puesto en marcha una iniciativa para surtir a los comedores escolares con estos productos. En Guadalajara tenemos muchos campo, ¿Nos apuntamos? La información completa aquí.

La ciudad española que aprendió de Suecia a priorizar los alimentos ecológicos

Una idea genial

Hace unos años atrás el Ayuntamiento creó un departamento de Relaciones Internacionales y uno de sus integrantes, Albert García Macián supo lo que estaba sucediendo en una ciudad sueca, a casi 1.600 kilómetros de distancia, en materia de alimentación ecológica.

En Södertälje, cerca de Estocolmo, habían encontrado una manera de que los alimentos ecológicos, locales y de temporada fueran la base de la dieta diaria de 24.000 escolares. Gracias a esta medida hubo un impulso muy importante de la agricultura orgánica local, se redujo la huella de carbono de los comedores públicos de la ciudad y se alimentó mejor a los niños.

 

García se enteró del sistema empleado en Södertälje mientras buscaba servicios públicos innovadores y oportunidades de networking, a través de diversos programas ofrecidos por la Unión Europea.

Descubrió el programa URBACT, que acompaña y conecta ciudades europeas, para encontrar soluciones sostenibles a sus desafíos comunes. En ese momento, Södertälje, la “Ciudad de las Buenas Prácticas”, que dirigía una red llamada “Dieta para un Planeta Verde”, buscaba socios como Mollet del Vallès.

“Mollet del Valles es una ciudad de apenas 50.000 habitantes, ubicada en las afueras de Barcelona, que ​​siempre ha tenido la tradición de comer bien y proteger la tierra. Pero no tenía una política alimentaria, que vinculara a los productores y a los consumidores, hasta hace muy poco tiempo.”

 

García se puso en contacto con los responsables del programa en Södertälje. Poco después, organizó un viaje para una delegación de 14 personas de Mollet, que incluyó desde representantes políticos, hasta directores de escuela, cocineros y productores locales, para ir a ver por sí mismos lo que Södertälje había hecho.

A su vuelta y partiendo de la base de que, tanto las costumbres alimentarias, como la forma en la que se gestionaban los comedores en la ciudad sueca, eran completamente diferentes a las locales, pero con muchas ideas en la maleta, la gente de Mollet del Valles se puso manos a la obra.

 

Diferencias abismales

Södertälje es célebre en Suecia por promover la agricultura ecológica al tiempo que redujo la contaminación agrícola. En cuanto a los comedores, son de índole municipal, bajo el control y administración del Ayuntamiento y se encuentran en escuelas, centros de atención a personas mayores, etc. y hasta hay una panadería en un museo.

250 personas en Södertälje trabajan para llevar a cabo el proyecto, entre ellos un grupo de cocineros que trabajan para la ciudad. Además, compran sus alimentos directamente a los productores; este trabajo en conjunto permite probar nuevos modelos, para dar a los niños comida local, estacional y orgánica.

 

En Mollet, este enfoque centralizado de la comida era inaudito. Allí toda la tarea de abastecer y dirigir los comedores públicos es subcontratada a empresas privadas y jamás se había pensado en los comedores, como medio de cambiar las costumbres y la dieta.

Además, la comida que se daba en los comedores (se hizo una auditoría) satisfacía a padres y niños, pero luego se comprobó que muchos ingredientes eran congelados, tenían preparaciones previas y/o venían desde lejos.

 

Manos a la obra

Un consorcio formado por las ciudades de los alrededores y el gobierno catalán, gestiona las 734 hectáreas de Gallecs, una zona aledaña al pueblo, como un parque “agroecológico”, donde se fomenta la agricultura orgánica, se valora la protección del Medio Ambiente y tiene participación pública, por lo que se recurrió a sus productos para proveerse.

Además, el consejo de Mollet se inspiró en los resultados de Södertälje, así como en las perspectivas de fomentar el crecimiento económico local en el sector agrícola y un modo de vida más saludable, introduciendo un nuevo sistema de adquisiciones públicas, que permitió que los alimentos de las granjas cercanas entraran en la cadena de suministro de la cantina del Ayuntamiento, sin aumentar los precios del producto final.

 

Por otra parte, se establecieron nuevos criterios para seleccionar el operador privado que ejecuta los comedores públicos de Mollet, basado en los principios de «Dieta para un Planeta Verde» de Södertälje y los consejos de la Asociación de Escuelas Ecológicas de Cataluña.

Los ofertantes deben proporcionar un alimento sabroso y saludable, cultivado orgánicamente a nivel local y estacional, con menos carne y más verduras y granos enteros y con una reducción significativa de los desperdicios.

 

Hoy en Mollet, los niños de tres jardines de infancia y de dos centros municipales para personas con discapacidad, reciben almuerzos saludables y la comida servida en las cantinas transformadas de Mollet es ahora, en promedio, más del 80 % orgánica y está totalmente en sincronía, con las temporadas locales de cultivo.

Todas las verduras viajan menos de 30 km e incluso el pan se hornea localmente, con harina procedente de granos cultivados en Gallecs. Cuando los agricultores producen más verduras de las que necesitan las cantinas, las convierten en salsas y conservas utilizando una nueva máquina, en la cocina compartida del parque agroecológico.

 

Toda esta actividad significa más empleo y desarrollo económico. En Gallecs, hay alrededor de 20 productores ecológicos locales, algunos de los cuales emplean el doble de personas que, en 2013, la cantidad de tierra en Gallecs usada para proveer a cantinas públicas ha crecido de 2 hectáreas a 7 y los productores locales suministran a 14 comedores públicos, de varias ciudades vecinas.

El hecho de que la gente de Mollet del Vallès haya conseguido adaptar el enfoque de la “dieta verde” de Södertälje a sus propios recursos y necesidades, demuestra que las ciudades pequeñas también pueden hacer grandes cambios, cuando piensan creativamente y comparten ideas.

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